28 septiembre 2012

Reflejo (descarga)

Gafas azules hoy se vuelve algo menos Gafas azules, y en lugar de ofrecer los dos o tres párrafos cortos de rigor (a lo sumo), se convierte en algo de mayores magnitudes. Algo excepcional, casi sin duda.

Os dejo con Reflejo, una historia (aunque sigue siendo corta) de la fragilidad del ser humano, de la necesidad de ser querido, y de la impotencia al no alcanzar el prójimo con quien cumplirlo. Sin más dilación, espero que os guste.

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23 septiembre 2012

Aliados.

Domingos en los que tus mayores aliados pueden ser máquinas. Tardes en las que no necesitas más que un objeto con la capacidad de reproducir música y unos auriculares. Y desear poner el volumen tan alto que, en el momento cumbre de esa canción, te reventasen los tímpanos a la vez que te rasgases las vestiduras y te las arrancases con brusquedad. Y como un huracán destrozases todo lo que se te pusiese por delante, hasta formar un círculo perfecto de caos y decadencia a tu alrededor. Y tú en medio. En tu más pura esencia. Encogido e indefenso. Preguntándote por el sentido de la vida. Porque es domingo, y poco se puede hacer un domingo además que pensar, aunque nosotros mismos no seamos nuestros propios aliados.

14 septiembre 2012

Sin título, IX.

Un abrazo o el café recién hecho. La felicidad momentánea no está reñida con el calor.

10 septiembre 2012

Noscéntricos (extracto).

Tus pupilas se dilatan
En un inusitado gesto de atención por tu parte
Tus labios se separan
¿Acaso vas a tener el valor de venir a saludarme?

Los polos se derriten
Los océanos colapsan
Los satélites terrícolas
Se saturan y crean avalanchas
El tiempo se acelera
Las nubes nos aplastan
El mundo se estremece
Ante el sonido de un beso

Los dos en el centro del universo
Maquinando planes perversos.

(31 de julio de 2012)

09 septiembre 2012

Eclipse.

A la incertidumbre de un futuro desconcertante la llamaste Sol, mientras que a los paréntesis de goce del presente les designaste la Luna. Disfrutaste el eclipse solar con la energía con que un niño da sus primeros pasos hacia sus padres, con el mismo brillo en los ojos y una mueca en la boca a medio camino entre la belleza y el ridículo. Y es que los locos también se merecen tener momentos de felicidad.