Si mis ojos fuesen cristales se pasarían el día empañados y manipulados por episodios de egocentrismo, aquellos en que nos parece de lo más lógico escribir nuestros nombres sobre ellos aún a sabiendas de lo efímero de su presencia.
Mientras mis ojos sigan siendo ojos seguirán apuntando con la mirada a esas coordenadas tan distantes en mi geografía centesimal donde las cantidades se multiplican exponencialmente para dar énfasis al drama que se pega a mi nombre al despertar cada mañana.
26 junio 2011
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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.