30 mayo 2013
El eterno ignorado.
Cuando emprendió su gran huida supo que era para no volver, para no volver jamás. Cuando las luces de la ciudad se hicieron más pequeñas que un ciempiés, desafió la gravedad. Y saltó hasta el infinito. Pero ni por esas se convirtió en un mito.
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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.