Y aquí nos encontramos, en los Últimos Días de 1999, con los vasos en la mano y las uvas en la despensa, haciendo una retrospectiva de lo vivido, abrazando los recuerdos felices y agarrando con fuerza los desechables para usarlos en nuestra propia contra cuando rompamos cristales en las noches de incendio. Mirándonos a los ojos en busca del más mínimo residuo de humanidad en el reflejo de tus gafas empañadas antes de llamar a un taxi y despedirnos para siempre.
09 diciembre 2011
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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.