20 junio 2012
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Confirmó su enamoramiento cuando le dijiste que estaba fumando demasiado. Y pese a haberlo pronunciado como un hecho y no como un reproche, él más como un impulso que como derivado de un complejo proceso pensativo, apagó el cigarrillo que sostenía entre sus dedos y se comprometió a rebajar drásticamente su consumo. Porque eras una de esas pocas personas por las que estaría dispuesto a sacrificar hasta el más arraigado de sus vicios para complacerte.
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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.