09 septiembre 2012
Eclipse.
A la incertidumbre de un futuro desconcertante la llamaste Sol, mientras que a los paréntesis de goce del presente les designaste la Luna. Disfrutaste el eclipse solar con la energía con que un niño da sus primeros pasos hacia sus padres, con el mismo brillo en los ojos y una mueca en la boca a medio camino entre la belleza y el ridículo. Y es que los locos también se merecen tener momentos de felicidad.
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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.