18 julio 2012

Pequeñas cosas que hacen a la vida llamarse vida.

El llanto del bebé que interrumpe el sepulcral silencio eclesiástico. Los "regalos" de palomas y gaviotas el día en que por fin te decidiste a limpiar el coche. Tu talla, la única agotada en esa prenda que llevabas tiempo esperando. La página web de tu Universidad o una importante empresa de transportes, que dejan de funcionar en situaciones de urgencia. Tu teléfono móvil quedándose sin batería cuando estás fuera de casa. El agua caliente que no funciona en la mañana más gélida de invierno. El autobús urbano que ha pasado antes de tiempo y te obliga a esperar 20 minutos al próximo. Pero todo ello tiene arreglo. A ver de qué manera seré capaz de olvidarme de aquellos besos que nunca me diste.