22 diciembre 2010

Querer y no poder.

Es como un fuego intenso que quema mi garganta a cada sorbo y me desgarra las entrañas a su paso.
Como la llama intermitente de una vela que pinté con ceras de colores en un papel mojado y cuyo contorno nunca llegó a materializarse por la fragilidad del soporte.
Como la bailarina de una caja de música que se ha quedado sin batería e intenta moverse en círculos sin poder mover los pies.
Como un kaleidoscopio estropeado que no logra que sus cristales cambien de forma al agitarlo.
Como cogerte de las manos y sentirlas tan frías que el tacto se me hace amargo y desearía poder calentarlas con un simple soplo de mi aliento.
Como las veces que intenté recordar tu rostro a dos milímetros del mío y me di cuenta de que ya nunca volvería a pasar.
Como tú y yo envasados al vacío pero en distintos recipientes.

01 diciembre 2010

Sin título, VII.

Tus besos son como mi canción favorita:
Me eriza la piel al comenzar.
Me emociona en su momento de máxima intensidad.
La repetiría sin cesar.
Y me entristece al terminar.

Aroma.

Qué fenomenal es irse a dormir con el olor de otra persona pegado a las sábanas.
Aunque fuese en otras sábanas donde nuestros olores se fusionaron.