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09 octubre 2015

a tantas ondas de distancia

a min non me veñas
non me veñas a min, non.
seica teño cara de fato
ou de falta de durmir.
non me veñas con excusas
nin labazadas emocionais
que xa bateches en min de abondo
ao tirares o meu corazón ao mar.

a tantas ondas de distancia
ben sabes que eu non sei nadar.

02 febrero 2012

Delante de mis narices.

A veces la obviedad es tan obvia que nos cuesta verla tras las cataratas de nuestra actividad cerebral. O quizás sea por nuestra tendencia a dar predominio a los pensamientos negativos, un hambre voraz de drama y torpeza que se nos enreda en el gaznate y entorpece nuestras máximas. No está mal de vez en cuando atravesar el Niágara con un arnés pero con paso firme.

09 diciembre 2011

Últimos días de 1999.

Y aquí nos encontramos, en los Últimos Días de 1999, con los vasos en la mano y las uvas en la despensa, haciendo una retrospectiva de lo vivido, abrazando los recuerdos felices y agarrando con fuerza los desechables para usarlos en nuestra propia contra cuando rompamos cristales en las noches de incendio. Mirándonos a los ojos en busca del más mínimo residuo de humanidad en el reflejo de tus gafas empañadas antes de llamar a un taxi y despedirnos para siempre.

23 agosto 2011

Pregúntale al polvo.

Del polvo venimos
y en polvo nos convertiremos.
Vuelta a los orígenes
una vez se acabe nuestro tiempo
para intentar hacer una diferencia
en una vida maniquea
y reinada por los contrastes.
Mientras tanto,
la lluvia nos empapa sin compasión
encharcando nuestras oportunidades
de mostrar nuestra grandeza
ante la impasible indiferencia
de los que nos rodean.
Destino trágico
de un héroe que jamás ejerció
su frustrada profesión
y se refugió en la sombría noche
arropado entre unas finas sábanas
de algodón casi sintético,
en su hogar casi tétrico,
en su viaje anodino
con un futuro hermético.

26 junio 2011

Geografía centesimal.

Si mis ojos fuesen cristales se pasarían el día empañados y manipulados por episodios de egocentrismo, aquellos en que nos parece de lo más lógico escribir nuestros nombres sobre ellos aún a sabiendas de lo efímero de su presencia.
Mientras mis ojos sigan siendo ojos seguirán apuntando con la mirada a esas coordenadas tan distantes en mi geografía centesimal donde las cantidades se multiplican exponencialmente para dar énfasis al drama que se pega a mi nombre al despertar cada mañana.

22 diciembre 2010

Querer y no poder.

Es como un fuego intenso que quema mi garganta a cada sorbo y me desgarra las entrañas a su paso.
Como la llama intermitente de una vela que pinté con ceras de colores en un papel mojado y cuyo contorno nunca llegó a materializarse por la fragilidad del soporte.
Como la bailarina de una caja de música que se ha quedado sin batería e intenta moverse en círculos sin poder mover los pies.
Como un kaleidoscopio estropeado que no logra que sus cristales cambien de forma al agitarlo.
Como cogerte de las manos y sentirlas tan frías que el tacto se me hace amargo y desearía poder calentarlas con un simple soplo de mi aliento.
Como las veces que intenté recordar tu rostro a dos milímetros del mío y me di cuenta de que ya nunca volvería a pasar.
Como tú y yo envasados al vacío pero en distintos recipientes.

02 julio 2010

Retrospección.

Te di más de lo que le di a nadie en la vida, me diste más de lo que nadie me dio en la vida, y siempre quise que hubieras sido el último en conocerme a tales niveles. Compartimos experiencias nuevas, y a las ya vividas les cambiamos la perspectiva hasta que parecieron la primera vez, creando un fenómeno de retrospección que llegamos a creer real pese a saber que era una estúpida ilusión. Suspiramos tras un ínfimo segundo de contacto visual. Nos inventamos una tabla de multiplicar donde el resultado de tú x mí daba lugar a un éxtasis superlativo originado por un batido de feromonas con sabor a besos y olor a macho. Transgredimos la naturaleza de la pubertad y la atrasamos cinco años. Y ahora no sé dónde se habrá quedado todo. No tengo un baúl de los recuerdos donde guardarte, ni una llave que encierre tu rostro en un cajón en mi memoria y me impida entrar en él cada vez que me quiera acordar de ti. No tengo fuerzas para odiarte, ni mucho menos para olvidarte, eres como el fantasma que me persigue por las noches pero que no me impide mirar atrás y derrumbarme.

Ahora me pregunto cómo pude pensar que todo era tan perfecto...

01 julio 2010

Sin título, IV.

No me echo la culpa por echarte de menos;
Me echo la culpa porque aún te deseo.

27 junio 2010

Se me da mal esperar.

En la vida uno aprende muchas cosas. Que no hay que tratar a nadie como no quiere uno que lo traten y que esto nunca se cumple. Que santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita, al menos que hayas terminado una relación y le quieras devolver sus cosas. Que a quien madruga, nadie tiene por qué ayudarle. Y yo a todo ello le añado que la espera es siempre la peor parte del día.

Esperar a que te sirvan una comida. Esperar en la charcutería del supermercado. Esperar a que te llegue la nota de ese examen que no tienes claro si vas a aprobar o suspender. Esperar hasta la hora en que quedaste con alguien. Esperar los quince minutos de retraso con los que viene ese alguien. Esperar, esperar, espera, jodida espera y jodida impotencia la que produce.

Esperar tres meses para volver a ver sus ojos y besar sus labios. Esperar vete tú a saber cuánto para olvidarlo aún habiendo besado otros labios. Esperar a que su saludo deje de clavársete como una estaca en los pulmones llenos de humo y te deje por fin respirar. Esperar a que sus carencias se compensen con las virtudes de otro. Esperar a que ese otro se manifieste y sepas valorarlo.

Esperar hasta dejar de sentir un vacío en tu vida.

26 junio 2010

Confesiones regadas con alcohol.

"Porque la vida se resume con vasos de plástico
Los llenamos de champán y lo bebemos en el ático
Y cantamos mil canciones
Nos caemos borrachos por los rincones
Y apenas recordamos algo al despertar"

01 abril 2010

Ya tengo gafas azules.

Gafas azules ya tiene sus gafas azules, aunque sean de coña (son del Primark, con eso os digo todo), pero lo que cuenta es el detalle.


El detalle de los calcetines de colores por debajo era necesario, ya que han sido la segunda parte del regalo de mi hermano. Que, por cierto, es la primera vez que me regala algo, debe de ser la cercanía a la treintena, que los vuelve blandos.

Y como sé que lo que os estáis preguntando realmente es cuán mal me quedan, aquí os dejo la prueba. Que ya sabéis que para mí cualquier excusa es válida si me puedo hacer una foto y presumir de mi belleza oculta.

30 marzo 2010

Ojos.

Muchos días me encantaría tener un ojo en la espalda y ver la reacción de los demás al verme. Otros, desearía arrancármelos.
Y últimamente paso más tiempo de lo normal con ellos cerrados.

11 enero 2010

Nieve.

Vimos nevar por primera vez en nuestras vidas besándonos bajo mi paraguas.
(Los copos te caían en la boca, y yo me reía mientras te quejabas.)
Vimos la nieve caer a través de la ventana de mi habitación.

06 enero 2010

Gafas, pero no para leer.

A Gafas azules. le han regalado unas gafas rojas.
Y un libro, que la cultura no viene nunca mal.


Los rotuladores eran para hacer la fotografía más bonita y colorida (xD).
¿Y a vosotros qué os han regalado los Reyes, amoríos?

31 diciembre 2009

Querido 2010.

Querido 2010,

No sé si estarás acostumbrado a recibir cartas. Debería escribírsela a los Reyes Magos, pero prefiero enviártela a ti que duras 365 días que no a ellos que durarán una Cabalgata, una noche y la mañana siguiente.

No tengo muchas cosas que pedir, aunque eso no significa que lo que te pida no sea de gran envergadura. A mí en la vida no me preocupan demasiadas cosas. No necesito la fortuna de Lily Van der Woodsen, vestir con ropa de diseño, tener un loft en Manhattan ni gastarme miles de euros al día en caprichos varios. Mis aspiraciones en la vida son terminar la carrera con un expediente decente, vivir en una ciudad que me guste y de lo que me gusta, tener un sueldo que me permita vivir con comodidad (léase comodidad como poder llegar a fin de mes sin demasiados sacrificios), estar rodeado de aquellas personas que me importan y ser, a grandes rasgos, feliz.

Sé que muchos de estos objetivos no te incumben a ti porque es demasiado pronto para pedírtelo, pero simplemente te pido que durante tu trayectoria me ayudes a que se vayan cumpliendo poco a poco. ¿Te parece que pido demasiado? Sinceramente, espero que no.

You know I'd really like you to love me.
xoxo.

05 diciembre 2009

Sí es lo mismo.

Mi compañera de piso Nathalie está estudiando segundo de Medicina. Se pasa las tardes estudiando, y a veces cuando hablamos sale el tema del volumen de nuestros apuntes. Yo le digo que nosotros es normal que tengamos entre 30 o 60 páginas de apuntes. Ella siempre me dice que es muy, muy poco. Yo le digo que mi carrera se basa también en muchos trabajos y que con los apuntes que hay normalmente no empiezo a estudiar hasta que empieza el período de exámenes, y de hecho es lo que hago siempre, aunque a veces pueda mirar los apuntes para que me vayan sonando cosas antes. ¡Ja! Siempre las olvido. Y entonces en un punto de la conversación surge el argumento que me lleva a escribir hoy.

Nathalie siempre se queda anonadada ante mis palabras, ¿quizás envidiosa de que no tenga que estudiar todos los días?, y yo le digo que es normal que Medicina requiera una mayor puesta en día, primero por el volumen de conocimientos que se imparten, que no tiene punto de comparación, y en segundo lugar por la responsabilidad que implica ser médico. Que el periodismo también tiene cierta responsabilidad social porque somos quienes dan a conocer lo que pasa en el mundo, pero que se queda a años luz.

Pues ayer me di cuenta de que mi razonamiento era erróneo al ver la entrevista que le hizo Jaime Cantizano al hermano de Diego Pastrana, el chico acusado de haber matado a la niña de su pareja. Los errores de un periodista no complican enfermedades, no provocan reacciones alérgicas (aunque algunos tengamos alergia a la COPE e Intereconomía) y sobre todo no matan. Pero los errores de un periodista pueden destrozarle la vida a una persona al igual que a las víctimas de la falta de profesionalidad de un médico. Y a veces no nos damos cuenta, o peor, no nos queremos dar cuenta, pero nuestra profesión es relevante e importante como la que más. Quien diga que el periodismo no es necesario, como nos gritaron a Noelia y a mí al grabar en el casco antiguo de Santiago de Compostela pero en otras palabras, se engaña a sí mismo.

Y lo dejo así, inconcluso, para que me ayudéis a terminarlo si os apetece o tenéis tiempo para ello.

PD: Si se da la casualidad de que has accedido aquí por la persona mencionada en el artículo, que aquí uno no se fía de Google desde que al antiguo blog de Julia entraban buscando a Cristina Rapado, puedes irte ya.

12 septiembre 2009

Mi frustración decorativa.

Mis planes de cambiar levemente la decoración, o más bien la colocación de los muebles, de mi habitación se ha visto frustrada debido a una malvada estantería que se vería abandonada si mis intenciones se hubiesen llevado a cabo. Y es que si por algo se caracterizan los habitantes de mi casa es por, además de no respetar mi intimidad, intentar planificar todo por mí. Por ejemplo, mi madre me obligó a cursar religión hasta 3º de ESO (siendo yo ateo desde 3º de primaria, aprox.), a ir a catequesis hasta 4º y casi puso el grito en el cielo cuando le dije que iba a hacer el bachillerato de humanidades (sabiendo ya la carrera que quería estudiar, y que era la opción preferente). Pero fijaos hasta dónde llega el grado de control, que cuando mi hermano y yo dejamos de compartir habitación (hace 5 años), no elegí un solo mueble. Estuve un par de meses viviendo en un cuarto en el que casi no se podía pasar de un lado al otro debido a que los muebles que íbamos a tirar permanecían inexplicablemente en medio -literalmente- de la habitación. ¿Haciendo qué? Joderme la vida, claro.

Cuando llegó el enorme escritorio, no tenía ni idea de cómo iba a ser. No tenía ni idea de cómo era. Se equivocaron en las medidas, y tuvieron que cortarlo para que cupiera (mi habitación no es claustrofóbica, pero tampoco espaciosa). Mis padres se pusieron en la puerta de mi habitación a observar. Les dije que me dejasen mirar, y me cerraron el pase y me dijeron, a gritos, que me fuera.

Días antes yo ya había decidido dónde iba a ir el armario. Perdón, quise decir que expresé mis intenciones de cambiar de lado el armario para que únicamente me dijeran, sin probar, que iba a quedar mal, y que se quedaba como estaba. Tócate los cojones. Total, que lo único que provocó la sabia decisión de mis padres por no dejarme decorar a mi gusto mi habitación fue que la estantería con mesita de noche se quedase al lado del armario, y al lado de la cama. Todo junto. Que, con el enorme escritorio que también queda justo al lado de la cama, hace que hacer la cama sea casi una misión digna de película de acción (en realidad se hace perfectamente, pero con tanto obstáculo parece un videojuego).

¿Por qué saco a relucir ahora todo esto? Pues porque se me ha dado por dejar de lado mi época de síndrome de Diógenes revistil, y he estado tirando muchas cosas, muchas revistas, muchos papeles inservibles que mi mente enferma pensó que podría necesitar. Por ejemplo, ¿para qué necesito el borrador de mi examen de Publicidad de primero de carrera? ¿O para qué necesito una Vogue de 300 páginas que compré por salir Victoria Beckham en unas 10? Como si fuese una adolescente esquizofrénica, arranqué todo lo que me interesaba de esa y otras publicaciones, y mis cajones vieron reducida su ocupación bastante drásticamente. También tiré algunas cajas, bolígrafos sin tinta guardados en tales cajas, y demás artilugios cuya existencia mi mente había borrado.

Acto seguido se me dio por cambiar de sitio la ex-mesita de noche al hueco del escritorio que hace esquina, donde colocaba la papelera. Ahora donde estaba la mesita, a espera de que mi padre se digne a hacerme más estantes en la mini-estantería, coloco el calzado en el suelo (creo que ya lo mencioné en otra entrada, en mi casa no acostumbran a guardar el calzado en las habitaciones y, cuando yo lo hago, se dedican a quitármelo sin permiso. La elección de armarios tampoco facilita las cosas), a la espera, sucesivamente, de que terminen de una vez el puff, que no tiene suelo y la tapa no está fija, y lo tengo muerto de risa ocupando espacio sin ser usado, para que una vez terminado pueda guardar mi calzado dentro*.


· A la izquierda, una minúscula parte del escritorio (encima de él hay 2 estantes). A su lado, la cama. A la derecha, la estantería, a cuya derecha está el armario. Donde yo quise ponerlo sería la pared desde la cual está hecha la fotografía ·



Pero claro, no podemos hablar de re-decoración, o re-colocación, pasando por alto mi aborto de contribución frustrada: el armario. Me decidí a probar a ponerlo donde yo siempre quise, en la pared del interruptor de la luz y mirando en frente de la cama, para así pasar la antena de la televisión por detrás del armario y no tener que hacer maniobras cirquenses si estoy viendo la televisión y quiero abrir el armario (o mi madre, debido a las grandes ventajas de que tu armario sea donde se guarda la ropa para planchar y, en tales días, te entren diez veces en quince minutos, siempre sin llamar, por supuesto). Cual fue mi owned cuando recordé que la estantería está atornillada al armario.

Total, que ayer le dije mis intenciones a mi madre, cuando ya había cambiado de sitio la mesita y recolocado el calzado. ¿Cuál fue su reacción? La que debió haber tenido hace 5 años cuando con toda mi buena y lógica intención quise hacer las cosas a mi manera y se me impidió. ¿Y qué se puede hacer ahora? Nada, porque aunque desatornillase la estantería y cambiase de sitio el armario, no tendría donde ponerla, ya que en el único sitio donde podría es imposible porque toca con los 2 estantes individuales de la pared. Vaya, que estoy condenado a vivir en mi no-habitación hasta que encuentre un trabajo con el que me pueda permitir un alquiler. O sea, hasta los 40.

*Tranquilos, es normal que no hayáis entendido nada en este párrafo. Más bien, es normal que no hayáis entendido nada en absoluto en esta entrada.

02 agosto 2009

Desayunando, muyayo.

Esta mañana, Julia y yo decidimos irnos a desayunar juntos al Isolino. Como os podréis imaginar, el desayuno duró hasta la hora de comer, con cervecitas de por medio.
 


La verdad es que no es que hiciéramos mucha cosa de provecho, además de navegar en nuestros amados portátiles, cebarnos de buena mañana y mediodía, y sacar infinidades de fotos con y sin gafas (posteo las con gafas para hacer honor al nombre de este, mi precioso, humilde y artístico blog). Hubo tantas fotos, que incluso se podría hacer gif animados con ellas y quedarían como un vídeo. En concreto, yo acercándome el cigarrillo a la boca, haciendo el payaso con él, quitándomelo, y dedicando una lascividad bucal a la cámara para disfrute de mis espectadores, claro, claro. Este es uno de los frames que componen tan grande secuencia:



También tuve ocasión de presenciar un espectacular derrame de mosto sobre pierna, chaqueta, fular, bolso y asiento como nunca lo había presenciado antes, una pena que no quedase registrado por los aparejos mecánicos que nos acompañaban, aunque nos ofrecimos, sabiendo de antemano que quedaría publicado en algún blog, a deleitaros con una burda recreación irreal que nada tiene que ver con lo que en realidad pasó, pero que ilustra a la perfección el espíritu de mi acompañante al realizar tan memorable acto.


Su cara de loca la delató.

Y de repente la cabeza me da vueltas, así que me retiraré en breves instantes :\

11 abril 2009

Nunca digas nunca.

Hasta hace un par de meses era incapaz de escribir una canción decente en castellano. Dicen que uno escribe de lo que vive y de lo que bebe, y la música en castellano no es que haya tenido nunca una presencia destacada en mi lista de reproducción del Winamp.

Sin embargo, algo cambió los últimos días de febrero. No fue ningún hecho en especial, tampoco algo que ocurriese en mi vida. Simplemente me senté y dije: voy a escribir una canción en castellano. Y lo hice, y fue lo más bonito que compuse en meses. O quizá años, no lo sé. Superado ese obstáculo, otro se interponía en el camino. Y es que es muy fácil hacer algo por primera vez, pero la dificultad llega cuando tienes que repetir el proceso para proporcionar algo diferente bajo la misma acción. Así que unos días después volví a sentarme cuando la musa me llamó y me dijo que era un día bonito para salvar vidas, en lugar del it's a beautiful day to save lives que sale de las cuerdas vocales de Patrick Dempsey mientras interpreta a Derek Sheperd. Aunque la música más que salvar vidas lo que hace es endulzarlas, pero no me apetece ahora visitar wordreference.

Desde ese día, ya han sido algunas cuantas las veces que he logrado componer en castellano. Nunca he sido un gran admirador del idioma de Cervantes, me considero más Shakespeariano o Rosaliano en ese aspecto, pero si forma parte de mi vida, y parte de mi vida es la composición, también tenía derecho a su porción de pastel.

No pretendo con esta entrada presumir de aquello que hago, pues cada uno tiene sus hábitos y sus artes: algunos seguro que rompéis cristales con vuestras voces, otros llegaréis a ser best-sellers con una historia que nos pondrá el vello de punta, y así sucesivamente.
Lo que pretendo es únicamente decir una frase muy tópica pero que, casualidades de la vida, a veces es además muy cierta.

Me remito al título de esta entrada.

07 abril 2009

¡PLACA! ¡ZASCA! ¡RRRRA!

Tengo

placas

en las

anginas.

Qué divertido.