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12 agosto 2011
Retroalimentación empaquetada.
Sus maletas se amontonaban ante la puerta. Una grande para la ropa, cajas para discos y libros y libros y discos, maletín para el ordenador portátil. El resto, todavía en el coche.
No le gustaba hacer mudanzas, pero todavía no había encontrado su lugar. Aquel entre cuyas paredes se pudiese decir que, definitivamente, se sentía como en casa. Feels like home. Aquel que se mereciese deshacer la maleta y volverla a guardar en el armario. Y sólo volverla a utilizar para viajar. En avión, tren o barco. Pero nunca autobús, que le marean. Ya bastantes desgracias hay en la vida como para además tener que sentir el mundo dando vueltas sobre ti.
Cuidadosamente desempaqueta sus pertenencias, aún a sabiendas de la posible cercanía de la inversión del proceso. Vuelta a empezar, círculo vicioso, retroalimentación empaquetada.
Se acomoda sin prisas, no hay nada que le ate a esas paredes blancas y carentes de personalidad. Muebles baratos de Ikea, no necesita más. O quizás sí, pero tampoco se los podría permitir.
Observa la luz que parpadea en su teléfono móvil y atiende asuntos varios. Oh, la rutina. Contestar un e-mail, un par de llamadas y tres horas después sus paredes se verían invadidas por la presencia de un par de amigas. O su par de amigas sin más, que en estos tiempos que corren, siempre se cuentan con los dedos de una mano.
Aunque para ella su estancia seguirá vacía. Vacía como las paredes sin cuadros ni cuelgafáciles, ni toalleros ni apenas enchufes. Vacía como las cajas en las que no quedan ni libros ni discos, ni discos ni libros. Porque hasta que te encuentre, el sentimiento de soledad no se desvanecerá de sus paredes. Ni las de su nueva casa, ni las de su corazón. 'Cause it can't feel like home without you in it. Hasta que te encuentre retroalimentará su periplo existencial, un paso hacia adelante, dos hacia atrás para en el mundo dejado archivar cualquier rincón inexplorado, tres de nuevo hacia adelanto para ampliar el rastro de su búsqueda. Por los siglos de los siglos. O hasta que el cuerpo aguante.
O hasta que te encuentre.
No le gustaba hacer mudanzas, pero todavía no había encontrado su lugar. Aquel entre cuyas paredes se pudiese decir que, definitivamente, se sentía como en casa. Feels like home. Aquel que se mereciese deshacer la maleta y volverla a guardar en el armario. Y sólo volverla a utilizar para viajar. En avión, tren o barco. Pero nunca autobús, que le marean. Ya bastantes desgracias hay en la vida como para además tener que sentir el mundo dando vueltas sobre ti.
Cuidadosamente desempaqueta sus pertenencias, aún a sabiendas de la posible cercanía de la inversión del proceso. Vuelta a empezar, círculo vicioso, retroalimentación empaquetada.
Se acomoda sin prisas, no hay nada que le ate a esas paredes blancas y carentes de personalidad. Muebles baratos de Ikea, no necesita más. O quizás sí, pero tampoco se los podría permitir.
Observa la luz que parpadea en su teléfono móvil y atiende asuntos varios. Oh, la rutina. Contestar un e-mail, un par de llamadas y tres horas después sus paredes se verían invadidas por la presencia de un par de amigas. O su par de amigas sin más, que en estos tiempos que corren, siempre se cuentan con los dedos de una mano.
Aunque para ella su estancia seguirá vacía. Vacía como las paredes sin cuadros ni cuelgafáciles, ni toalleros ni apenas enchufes. Vacía como las cajas en las que no quedan ni libros ni discos, ni discos ni libros. Porque hasta que te encuentre, el sentimiento de soledad no se desvanecerá de sus paredes. Ni las de su nueva casa, ni las de su corazón. 'Cause it can't feel like home without you in it. Hasta que te encuentre retroalimentará su periplo existencial, un paso hacia adelante, dos hacia atrás para en el mundo dejado archivar cualquier rincón inexplorado, tres de nuevo hacia adelanto para ampliar el rastro de su búsqueda. Por los siglos de los siglos. O hasta que el cuerpo aguante.
O hasta que te encuentre.
26 junio 2011
Geografía centesimal.
Si mis ojos fuesen cristales se pasarían el día empañados y manipulados por episodios de egocentrismo, aquellos en que nos parece de lo más lógico escribir nuestros nombres sobre ellos aún a sabiendas de lo efímero de su presencia.
Mientras mis ojos sigan siendo ojos seguirán apuntando con la mirada a esas coordenadas tan distantes en mi geografía centesimal donde las cantidades se multiplican exponencialmente para dar énfasis al drama que se pega a mi nombre al despertar cada mañana.
Mientras mis ojos sigan siendo ojos seguirán apuntando con la mirada a esas coordenadas tan distantes en mi geografía centesimal donde las cantidades se multiplican exponencialmente para dar énfasis al drama que se pega a mi nombre al despertar cada mañana.
22 diciembre 2010
Querer y no poder.
Es como un fuego intenso que quema mi garganta a cada sorbo y me desgarra las entrañas a su paso.
Como la llama intermitente de una vela que pinté con ceras de colores en un papel mojado y cuyo contorno nunca llegó a materializarse por la fragilidad del soporte.
Como la bailarina de una caja de música que se ha quedado sin batería e intenta moverse en círculos sin poder mover los pies.
Como un kaleidoscopio estropeado que no logra que sus cristales cambien de forma al agitarlo.
Como cogerte de las manos y sentirlas tan frías que el tacto se me hace amargo y desearía poder calentarlas con un simple soplo de mi aliento.
Como las veces que intenté recordar tu rostro a dos milímetros del mío y me di cuenta de que ya nunca volvería a pasar.
Como tú y yo envasados al vacío pero en distintos recipientes.
Como la llama intermitente de una vela que pinté con ceras de colores en un papel mojado y cuyo contorno nunca llegó a materializarse por la fragilidad del soporte.
Como la bailarina de una caja de música que se ha quedado sin batería e intenta moverse en círculos sin poder mover los pies.
Como un kaleidoscopio estropeado que no logra que sus cristales cambien de forma al agitarlo.
Como cogerte de las manos y sentirlas tan frías que el tacto se me hace amargo y desearía poder calentarlas con un simple soplo de mi aliento.
Como las veces que intenté recordar tu rostro a dos milímetros del mío y me di cuenta de que ya nunca volvería a pasar.
Como tú y yo envasados al vacío pero en distintos recipientes.
21 agosto 2010
Asterisco.
Evité el asterisco porque tenía un fetiche por los carácteres alfanuméricos y no podía apartar mis ojos de los ingredientes que te componían, con sus cantidades y tu información nutricional. Te cociné a fuego lento, sólo con agua y una pizca de sal, tu sabor era tan sumamente delicioso que no necesitabas ningún aditivo en la receta. Te puse en un plato de la vajilla más cara que pude encontrar en la alacena, me senté a la mesa y me recreé en cada mordisco, en cada trago de saliva mezclada con tu aroma, y no me quise lavar los dientes al terminar para retrasar todo lo posible el momento en que tu sabor desapareciese de mi boca.
Evité el asterisco y ahora me arrepiento de no haber leído la letra pequeña, por placentero que haya sido saborearte por un momento y descubrir que hay toda una dimensión oculta y paralela en el funcionamiento de mis sentidos, aunque sólo tú puedas accionar el botón para liberarla.
Evité el asterisco y ahora me arrepiento de no haber leído la letra pequeña, por placentero que haya sido saborearte por un momento y descubrir que hay toda una dimensión oculta y paralela en el funcionamiento de mis sentidos, aunque sólo tú puedas accionar el botón para liberarla.
13 agosto 2010
Sin título, VI.
Y mira que pasan los meses y me sigue jodiendo.
Y mira que pasan los meses y me sigues doliendo.
Y mira que pasan los meses y te sigo queriendo.
Y mira que pasan los meses y me sigues doliendo.
Y mira que pasan los meses y te sigo queriendo.
02 julio 2010
Retrospección.
Te di más de lo que le di a nadie en la vida, me diste más de lo que nadie me dio en la vida, y siempre quise que hubieras sido el último en conocerme a tales niveles. Compartimos experiencias nuevas, y a las ya vividas les cambiamos la perspectiva hasta que parecieron la primera vez, creando un fenómeno de retrospección que llegamos a creer real pese a saber que era una estúpida ilusión. Suspiramos tras un ínfimo segundo de contacto visual. Nos inventamos una tabla de multiplicar donde el resultado de tú x mí daba lugar a un éxtasis superlativo originado por un batido de feromonas con sabor a besos y olor a macho. Transgredimos la naturaleza de la pubertad y la atrasamos cinco años. Y ahora no sé dónde se habrá quedado todo. No tengo un baúl de los recuerdos donde guardarte, ni una llave que encierre tu rostro en un cajón en mi memoria y me impida entrar en él cada vez que me quiera acordar de ti. No tengo fuerzas para odiarte, ni mucho menos para olvidarte, eres como el fantasma que me persigue por las noches pero que no me impide mirar atrás y derrumbarme.
Ahora me pregunto cómo pude pensar que todo era tan perfecto...
Ahora me pregunto cómo pude pensar que todo era tan perfecto...
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Adrián C,
Dolor,
Frustración,
Joder mierda puta,
Secretos,
Sentimientos,
Vida
01 julio 2010
Sin título, IV.
No me echo la culpa por echarte de menos;
Me echo la culpa porque aún te deseo.
Me echo la culpa porque aún te deseo.
27 junio 2010
Se me da mal esperar.
En la vida uno aprende muchas cosas. Que no hay que tratar a nadie como no quiere uno que lo traten y que esto nunca se cumple. Que santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita, al menos que hayas terminado una relación y le quieras devolver sus cosas. Que a quien madruga, nadie tiene por qué ayudarle. Y yo a todo ello le añado que la espera es siempre la peor parte del día.
Esperar a que te sirvan una comida. Esperar en la charcutería del supermercado. Esperar a que te llegue la nota de ese examen que no tienes claro si vas a aprobar o suspender. Esperar hasta la hora en que quedaste con alguien. Esperar los quince minutos de retraso con los que viene ese alguien. Esperar, esperar, espera, jodida espera y jodida impotencia la que produce.
Esperar tres meses para volver a ver sus ojos y besar sus labios. Esperar vete tú a saber cuánto para olvidarlo aún habiendo besado otros labios. Esperar a que su saludo deje de clavársete como una estaca en los pulmones llenos de humo y te deje por fin respirar. Esperar a que sus carencias se compensen con las virtudes de otro. Esperar a que ese otro se manifieste y sepas valorarlo.
Esperar hasta dejar de sentir un vacío en tu vida.
Esperar a que te sirvan una comida. Esperar en la charcutería del supermercado. Esperar a que te llegue la nota de ese examen que no tienes claro si vas a aprobar o suspender. Esperar hasta la hora en que quedaste con alguien. Esperar los quince minutos de retraso con los que viene ese alguien. Esperar, esperar, espera, jodida espera y jodida impotencia la que produce.
Esperar tres meses para volver a ver sus ojos y besar sus labios. Esperar vete tú a saber cuánto para olvidarlo aún habiendo besado otros labios. Esperar a que su saludo deje de clavársete como una estaca en los pulmones llenos de humo y te deje por fin respirar. Esperar a que sus carencias se compensen con las virtudes de otro. Esperar a que ese otro se manifieste y sepas valorarlo.
Esperar hasta dejar de sentir un vacío en tu vida.
06 marzo 2010
Pop.
A veces me gustaría ser una canción pop prefabricada y gritarte que levantes las manos si te gusto. Aunque me aterroriza pensar que tus suaves dedos seguirán sumergidos en las profundidades de tus bolsillos una vez lo haya hecho.
28 diciembre 2009
2009
Inspirado en Nat, voy a hacer un repaso mes por mes de lo que ha supuesto 2009 para mí, si es que me acuerdo de algo que poner en cada mes.
En ENERO vi por primera vez la nieve. Sempre Xonxa. FEBRERO fue mes de exámenes. Histeria colectiva. Las peores notas de mi vida y me sigo preguntando qué me pasó en algunas asignaturas para haber sacado tan poco. En MARZO fui por primera vez a la bolera y me presenté al casting de Operación Triunfo en Santiago. Después nos fuimos a una exposición de radio en la que colaboraron como la mitad del profesorado de mi facultad. En ABRIL me llegó la veintena y con ella la era de los patitos. Celebramos mi cumpleaños en el piso. Fuimos a ver a Russian Red a la Sala Capitol, y la rusa estaba drogada. Además fue la fiesta de mi facultad con temática de series y películas. Nosotros nos disfrazamos de un sucedáneo de ¡Fama!, aunque yo más que un bailarín hortera parecía un pandillero sin estilo. En MAYO vi en directo a Nena Daconte y me cagué en mucha (muchísima) gente. En JUNIO fueron los exámenes y saqué mis mejores notas en la carrera. El día 29 fue el último y los pocos que quedábamos allá que nos fuimos a celebrarlo. Acabamos sin pisar un solo local, borrachos como cubas en el piso de Sara T. bebiendo champán en su habitación y jugando a la botella mientras sus compañeros estudiaban a las 5 de la madrugada.
En JULIO fui a Vigo a hacerle una visita a Silviña y de paso hice unas compras (discos y ropa). En Santiago me compré 4 libros y busqué piso con Lorenzo. Además tuve reencuentros: con Sandra por un lado, y por otro con Noe, Cris y Belén en Santiago, ya que nos fuimos a pasar el apóstol a la capital. Conocí a Zaida y a Kuiky y pasamos un fin de semana para recordar. No vimos a Carmen pero nos encontramos a Mariña en el Apolo y nos despedimos de ella con un abrazo enorme (Erasmus). En AGOSTO empezaron los desayunos domingueros en el Isolino, que no tuvieron demasiada duración por mi parte, al menos. Además me fui un fin de semana a Portonovo con la misma tropa del Apóstol, excepto Belén. En SEPTIEMBRE fui a Barcelona por primera vez, con Carmen, Pichel y Alba Cidre. Fuimos a ver a Coldplay y conseguimos, sin comerlo ni beberlo, estar entre las 10 primeras filas. Me saqué el teórico de conducir. Joaquín vino a Santiago unos días antes de empezar las clases y me pude despedir de él (Erasmus). Probé los porros por primera vez. En OCTUBRE comenzó tercero y con ello nuestra depresión. Cumpleaños de Alba y el recuerdo de que me corté el pelo. NOVIEMBRE fue el peor mes de todos con mil y un trabajos, pero al menos Joaquín nos vino a dar una visita. Además vi a Zahara en acústico en A Coruña y mi enamoramiento fue definitivo. Gracias al concierto conocí a Javi.
En DICIEMBRE te conocí, y qué más puedo decir.
En ENERO vi por primera vez la nieve. Sempre Xonxa. FEBRERO fue mes de exámenes. Histeria colectiva. Las peores notas de mi vida y me sigo preguntando qué me pasó en algunas asignaturas para haber sacado tan poco. En MARZO fui por primera vez a la bolera y me presenté al casting de Operación Triunfo en Santiago. Después nos fuimos a una exposición de radio en la que colaboraron como la mitad del profesorado de mi facultad. En ABRIL me llegó la veintena y con ella la era de los patitos. Celebramos mi cumpleaños en el piso. Fuimos a ver a Russian Red a la Sala Capitol, y la rusa estaba drogada. Además fue la fiesta de mi facultad con temática de series y películas. Nosotros nos disfrazamos de un sucedáneo de ¡Fama!, aunque yo más que un bailarín hortera parecía un pandillero sin estilo. En MAYO vi en directo a Nena Daconte y me cagué en mucha (muchísima) gente. En JUNIO fueron los exámenes y saqué mis mejores notas en la carrera. El día 29 fue el último y los pocos que quedábamos allá que nos fuimos a celebrarlo. Acabamos sin pisar un solo local, borrachos como cubas en el piso de Sara T. bebiendo champán en su habitación y jugando a la botella mientras sus compañeros estudiaban a las 5 de la madrugada.
En JULIO fui a Vigo a hacerle una visita a Silviña y de paso hice unas compras (discos y ropa). En Santiago me compré 4 libros y busqué piso con Lorenzo. Además tuve reencuentros: con Sandra por un lado, y por otro con Noe, Cris y Belén en Santiago, ya que nos fuimos a pasar el apóstol a la capital. Conocí a Zaida y a Kuiky y pasamos un fin de semana para recordar. No vimos a Carmen pero nos encontramos a Mariña en el Apolo y nos despedimos de ella con un abrazo enorme (Erasmus). En AGOSTO empezaron los desayunos domingueros en el Isolino, que no tuvieron demasiada duración por mi parte, al menos. Además me fui un fin de semana a Portonovo con la misma tropa del Apóstol, excepto Belén. En SEPTIEMBRE fui a Barcelona por primera vez, con Carmen, Pichel y Alba Cidre. Fuimos a ver a Coldplay y conseguimos, sin comerlo ni beberlo, estar entre las 10 primeras filas. Me saqué el teórico de conducir. Joaquín vino a Santiago unos días antes de empezar las clases y me pude despedir de él (Erasmus). Probé los porros por primera vez. En OCTUBRE comenzó tercero y con ello nuestra depresión. Cumpleaños de Alba y el recuerdo de que me corté el pelo. NOVIEMBRE fue el peor mes de todos con mil y un trabajos, pero al menos Joaquín nos vino a dar una visita. Además vi a Zahara en acústico en A Coruña y mi enamoramiento fue definitivo. Gracias al concierto conocí a Javi.
En DICIEMBRE te conocí, y qué más puedo decir.
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Adrián C,
Conciertos,
Salidas nocturnas,
Sentimientos,
Tú,
Viajes,
Vivencias
23 diciembre 2009
Tú (I).
Julia me ha regalado un marcapáginas con imán del Museo del Prado, con la imagen del Caballero de la mano en el pecho de El Greco. Así quizás no me pierda cuando empiece a escribir en mis Moleskines azules de 10 euros, que compré contigo a mi ladito y me guardaron en una bolsa de papel (la cual ha sido ya bautizada como mi bolsa de almuerzo de niño norteamericano).
En la primera página pondré nuestros nombres, pero dejaré la recompensa en blanco, porque aunque la perdiera, me conformaría con saber que conservo los recuerdos de nuestros primeros días juntos en mi memoria. Que aunque sea selectiva, desquiciada y problemática, no puede dejar de pensar en ti.
En la primera página pondré nuestros nombres, pero dejaré la recompensa en blanco, porque aunque la perdiera, me conformaría con saber que conservo los recuerdos de nuestros primeros días juntos en mi memoria. Que aunque sea selectiva, desquiciada y problemática, no puede dejar de pensar en ti.
21 diciembre 2009
16 diciembre 2009
12 julio 2009
Esta semana edición express.
(Vigo, 10/07/2009)
De compras, cañas por la tarde, cañas por la noche y expediciones express al supermercado. De estaciones de buses y trenes. De estaciones otra vez. De pasar de un magnífico Sol a su carencia en 24 horas. De dormirse a las 3 de la mañana después de escuchar música, reírse de Sheldon y leer 40 páginas narrando los preparativos de la boda de Bill y Fleur. De domingos astrománticos otra vez. De soñar con lo que no está y quizás nunca esté. De flotar, brillar, irradiar y alumbrar con sugus de colores, tan pastel. De luchar contra inevitables pensamientos negativos. De querer acabar y empezar a la vez. De paciente inconformismo.
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Adrián C,
Música,
Reflexión,
Sentimientos
05 julio 2009
Música de domingo.
El domingo está relegado por fuerza de hábito a ser un día aburrido, anodino, y con escasa utilidad. Para mí, el domingo es un precioso día para conocerse a uno mismo, ya sea en una estación de tren al llegar a la ciudad amada, viendo coches pasar por la ventana o sentándose en la habitación para escuchar un puñado de buenos discos. Porque hay música que parece estar hecha especialmente para ser escuchada un domingo.
Todos aquellos álbumes suaves cuyas melodías te lleven hacia aquel lugar, te recuerden a aquella persona, te hagan pensar en ese olor, te sugieran un color, en definitiva, que estimulen tus sentidos como si fuesen una droga (¿y quién dice que la música no sea una droga, a fin y al cabo?): Michelle Branch escribiendo en papel de hotel (sea lo que sea este), Sara Bareilles con su gran pequeña voz, Sheryl Crow cantándole a una flor salvaje o Russian Red probándose unas gafas... Aquellos clásicos que te hacen pensar en que quizás el pasado fue mejor: Frank Sinatra acordándose de aquella mujer de Ipanema o cantándole a esos desconocidos en la noche, Ella Fitzgerald y su oda a la cocaína o llorando ríos, Diana Ross preguntándose a dónde ha ido nuestro amor o escuchando sinfonías... Incluso aquellos discos que están en tu colección personal desde tu infancia y que sientes que están infravalorados: las Spice Girls afirmando que el paraíso de los necios es difícil de encontrar, o Britney Spears recitando que a veces hace esto y a veces lo otro...
Porque los domingos son para recordar, hacer un repaso por lo que uno ha sido y es, reafirmarse en lo que cree y, al ir a la cama, soñar que esta semana será mejor que la anterior.
(Hace un mes que no abro mi cola del Reader, espero no tener una sobredosis de posts nuevos. En fin, tengo lectura para rato.)
Todos aquellos álbumes suaves cuyas melodías te lleven hacia aquel lugar, te recuerden a aquella persona, te hagan pensar en ese olor, te sugieran un color, en definitiva, que estimulen tus sentidos como si fuesen una droga (¿y quién dice que la música no sea una droga, a fin y al cabo?): Michelle Branch escribiendo en papel de hotel (sea lo que sea este), Sara Bareilles con su gran pequeña voz, Sheryl Crow cantándole a una flor salvaje o Russian Red probándose unas gafas... Aquellos clásicos que te hacen pensar en que quizás el pasado fue mejor: Frank Sinatra acordándose de aquella mujer de Ipanema o cantándole a esos desconocidos en la noche, Ella Fitzgerald y su oda a la cocaína o llorando ríos, Diana Ross preguntándose a dónde ha ido nuestro amor o escuchando sinfonías... Incluso aquellos discos que están en tu colección personal desde tu infancia y que sientes que están infravalorados: las Spice Girls afirmando que el paraíso de los necios es difícil de encontrar, o Britney Spears recitando que a veces hace esto y a veces lo otro...
Porque los domingos son para recordar, hacer un repaso por lo que uno ha sido y es, reafirmarse en lo que cree y, al ir a la cama, soñar que esta semana será mejor que la anterior.
(Hace un mes que no abro mi cola del Reader, espero no tener una sobredosis de posts nuevos. En fin, tengo lectura para rato.)
17 abril 2009
Carta abierta a los dementes.
Ahora se trata de algo personal, porque me habéis hecho llorar.
He aguantado tener que ver cómo unas de las personas a las que más quiero han sufrido por vuestra culpa.
He sufrido con ellas.
He sufrido por ellas.
He aguantado vuestro comportamiento y he alucinado al enterarme de vuestras muchas caras.
He reprimido muchas veces las lágrimas.
He callado para no hacer daño.
He callado por respeto a la vida humana.
Pero ahora todo se acabó.
Ahora se trata de algo personal, porque me habéis hecho llorar.
Y no pienso decir más.
He aguantado tener que ver cómo unas de las personas a las que más quiero han sufrido por vuestra culpa.
He sufrido con ellas.
He sufrido por ellas.
He aguantado vuestro comportamiento y he alucinado al enterarme de vuestras muchas caras.
He reprimido muchas veces las lágrimas.
He callado para no hacer daño.
He callado por respeto a la vida humana.
Pero ahora todo se acabó.
Ahora se trata de algo personal, porque me habéis hecho llorar.
Y no pienso decir más.
07 febrero 2009
Autorrespeto.
A veces creemos que esa persona lo es todo. Nos involucramos, traspasamos la delicada línea entre el apoyo y la dependencia y no nos imaginamos cómo sería vivir sin ella. Creemos en la miseria que nos rodearía si nos desprendiésemos tan fácilmente de ella, nos mienta, engañe o torture. Pero en realidad es como cuando alguien se muere en una película. Cuando cierra los ojos ve una luz. O unas escaleras que lo guían hacia una luz. Y entonces llega la liberación.
Desde que te fuiste he perdido un chip en mi espalda.A veces te echo de menos, aun dos años después. Pero estoy muy bien sin ti. Siempre digo que a quien echo de menos no es a ti sino lo que representabas en mi vida. Navegué por ambas orillas del río de la dependencia y supe hacer la decisión correcta respecto a cuál arrimarme. Por ello me agradezco, por no haber dejado que la venda se adentrase y poderla hacer caer a tiempo, por observar la hoja de ruta con cautela y no navegar sin rumbo fijo, por ser fiel a mí mismo y no dejarme engatusar con palabras bonitas pero efímeras. Por ser el primero en mi jerarquía de felicidad. Porque eso no es egoísmo: es respeto por uno mismo.
Desde que te fuiste siento como si me hubiese hecho mayor.
Y ahora que te fuiste es como si el mundo entero fuese mi escenario.
Y ahora que te fuiste es como si hubiese sido liberado de mi celda.
-Lily Allen.
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Amor,
Reflexión,
Sentimientos,
Vida
06 enero 2009
Despertar.
Tu cuerpo, tus labios, tus ojos, tu nariz, tus manos, tu cuello, tu pecho. Se entremezclan los sonidos de nuestras respiraciones, nuestros latidos y la sirena de un tren que está a punto de partir rumbo a lo desconocido. La muchedumbre se amontona a sus puertas. El tiempo de subida es limitado y quienes no lleguen a tiempo quedarán sin remedio en la estación. Hay demasiada gente y no lo vamos a lograr... Pero yo te quiero llevar como sea y no acepto un no por respuesta, no te permitiré que me rechazes antes de tiempo. La sirena vuelve a sonar, las puertas están a punto de cerrarse. Te cojo de la mano y nos teletransporto dentro del tren. Dije que te quería llevar, y aquí estamos. Queda media hora de viaje y estamos callados, porque a veces las palabras son complementos innecesarios, elementos secundarios que nunca eclipsarán el significado de algo tan simple como un beso o una mirada. Tu cuerpo, tus labios, tus ojos, tu nariz, tus manos, tu cuello, tu pecho... quiero recorrerlos con las yemas de mis dedos, sentirlos como si fuesen parte de mi propio cuerpo, fundirnos en uno al ritmo de un dulce blues bajo un paisaje volcánico a punto de estallar, dejar que estalle y disfrutar de la sensación antes de despertar y tener que aceptar la realidad.
05 enero 2009
Interferencias.
Quiero verte y tú quieres verme. Quieres contarme, quiero contarte, quiero que me cuentes, queremos hablar, quieres que te escuche y quiero que tú también me escuches a mí. Pero hay cosas que quiero que me hagas, que quiero hacerte, y que a la hora de la verdad serán un billete de ida y vuelta, sabiendo que no me dejarás quedarme en el destino de ida. Que mi mensaje será una simple interferencia en mitad del proceso comunicativo, que las palabras se confundirán entre las ondas sonoras y ningún satélite situado en tu cabeza descodificará mi señal con claridad. O quizás no sea una interferencia y simplemente... ese mensaje no exista. Y es que antes de comunicar, hace falta saber en qué lenguaje hacerlo. Y cuando estoy contigo, el único lenguaje que me gustaría emplear...
04 enero 2009
Lo que nunca te he dicho:
-Eres muy importante para mí
-Mi vida sin vosotras ya no tendría sentido
-A veces te pagaría para que te callases
-Me has hecho daño
-Estoy cansado de tirar hacia delante para que de repente sueltes la cuerda
-Quiero que seas la razón por la que despierto cada mañana.
-Mi vida sin vosotras ya no tendría sentido
-A veces te pagaría para que te callases
-Me has hecho daño
-Estoy cansado de tirar hacia delante para que de repente sueltes la cuerda
-Quiero que seas la razón por la que despierto cada mañana.
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