09 diciembre 2011

Últimos días de 1999.

Y aquí nos encontramos, en los Últimos Días de 1999, con los vasos en la mano y las uvas en la despensa, haciendo una retrospectiva de lo vivido, abrazando los recuerdos felices y agarrando con fuerza los desechables para usarlos en nuestra propia contra cuando rompamos cristales en las noches de incendio. Mirándonos a los ojos en busca del más mínimo residuo de humanidad en el reflejo de tus gafas empañadas antes de llamar a un taxi y despedirnos para siempre.

28 septiembre 2011

Cita artificial.

Os nosos encontros son coma o proceso de fabricación dun obradoiro industrial. Todo está estudado e perfectamente esquematizado de modo que sabemos de antemán as fases que dividirán a nosa conversa. Sen emoción, sen o máis mínimo matiz de sorpresa ou intriga. O único que nos invita a repetilo é a sensación de comodidade, satisfacción e pracer que os segue. Porque non hai por que ocultalo: se fósemos os operarios desa fábrica, o produto que sairía das nosas mans sería perfecto, homologado polas máis elevadas categorías de calidade e unha enorme porcentaxe de usuarios satisfeitos.

A nosa indubidable química é a encargada de non deixar que a reiteración degrade o resultado das nosas experiencias. Aquel primeiro intercambio de palabras, o primeiro sorriso tímido e a tartamudez ó darnos conta da atención prestada. Sinais inequívocos de que ningún dos dous remataría a noite solitario e pensativo na barra dun local. Tres meses despois, abandonamos os encontros fortuítos por chamadas telefónicas en ton susurrante, como querendo ocultar que tanto ti coma min sabemos de sobra onde nos atoparíamos instantes despois, convencéndonos de que aínda podemos parecer interesantes ou un obxectivo inalcanzable.

Ó rematar, a mestura de aromas nas nosas sábanas recórdanos o que aconteceu intres antes entre os seus tecidos. Miramos o reloxo, que sempre marca unha hora aproximada, e volvémolo mirar por se as sensacións dese momento manipularon a captación dos nosos sentidos. Poñémonos os abrigos e bicámonos. Ata a vindeira vez. E días máis tarde volvemos repeti-la mecánica. Coas mesmas palabras. Coma o guión das nosas películas favoritas, vistas tantas veces que chegamos a memorizar os diálogos. Pero nin ti es James Dean nin eu Marlon Brando. Noutra vida será, forasteiro.

23 agosto 2011

Pregúntale al polvo.

Del polvo venimos
y en polvo nos convertiremos.
Vuelta a los orígenes
una vez se acabe nuestro tiempo
para intentar hacer una diferencia
en una vida maniquea
y reinada por los contrastes.
Mientras tanto,
la lluvia nos empapa sin compasión
encharcando nuestras oportunidades
de mostrar nuestra grandeza
ante la impasible indiferencia
de los que nos rodean.
Destino trágico
de un héroe que jamás ejerció
su frustrada profesión
y se refugió en la sombría noche
arropado entre unas finas sábanas
de algodón casi sintético,
en su hogar casi tétrico,
en su viaje anodino
con un futuro hermético.

12 agosto 2011

Retroalimentación empaquetada.

Sus maletas se amontonaban ante la puerta. Una grande para la ropa, cajas para discos y libros y libros y discos, maletín para el ordenador portátil. El resto, todavía en el coche.
No le gustaba hacer mudanzas, pero todavía no había encontrado su lugar. Aquel entre cuyas paredes se pudiese decir que, definitivamente, se sentía como en casa. Feels like home. Aquel que se mereciese deshacer la maleta y volverla a guardar en el armario. Y sólo volverla a utilizar para viajar. En avión, tren o barco. Pero nunca autobús, que le marean. Ya bastantes desgracias hay en la vida como para además tener que sentir el mundo dando vueltas sobre ti.
Cuidadosamente desempaqueta sus pertenencias, aún a sabiendas de la posible cercanía de la inversión del proceso. Vuelta a empezar, círculo vicioso, retroalimentación empaquetada.
Se acomoda sin prisas, no hay nada que le ate a esas paredes blancas y carentes de personalidad. Muebles baratos de Ikea, no necesita más. O quizás sí, pero tampoco se los podría permitir.
Observa la luz que parpadea en su teléfono móvil y atiende asuntos varios. Oh, la rutina. Contestar un e-mail, un par de llamadas y tres horas después sus paredes se verían invadidas por la presencia de un par de amigas. O su par de amigas sin más, que en estos tiempos que corren, siempre se cuentan con los dedos de una mano.

Aunque para ella su estancia seguirá vacía. Vacía como las paredes sin cuadros ni cuelgafáciles, ni toalleros ni apenas enchufes. Vacía como las cajas en las que no quedan ni libros ni discos, ni discos ni libros. Porque hasta que te encuentre, el sentimiento de soledad no se desvanecerá de sus paredes. Ni las de su nueva casa, ni las de su corazón. 'Cause it can't feel like home without you in it. Hasta que te encuentre retroalimentará su periplo existencial, un paso hacia adelante, dos hacia atrás para en el mundo dejado archivar cualquier rincón inexplorado, tres de nuevo hacia adelanto para ampliar el rastro de su búsqueda. Por los siglos de los siglos. O hasta que el cuerpo aguante.

O hasta que te encuentre.

Mis Moleskine.

Inspirado por un sencillo tweet de Alba Cao, os presento mi familia de Moleskines, la cual llevo dos años alimentando para que crezca de forma saludable. Bueno, lo de saludable es un decir, porque muy sana para mi cartera no es esta aficioncita que tengo por las libretas pijas.


La primera que tuve fue la libreta, entendida como la entendemos normalmente. Aunque sin anillas que produzcan molestos ruidos al arrancar páginas. Claro, que si te compras una de estas libretas no es porque vayas a arrancar ninguna, precisamente. Aunque las últimas vienen con línea de puntos. Ideal para tomar notas en ruedas de prensa, plasmar ahí tus letras de canciones y demás. Es lo que tiene que te las vendan en un pack de 3 (12 € en una papelería de Barcelona).


La Moleskine clásica, el cuaderno de Hemingway o Picasso, entre otros. Este es el de uso más relacionado con el libre albedrío, ya que sus páginas pueden abarcar un sinfín de contenidos. Desde relatos cortos hasta frases, dibujos, anotaciones personales de lo que uno se encuentra por la calle... En mi caso, lo utilizo para microrrelatos y frases de elaboración propia (16 € aprox. en Cantigas, Compostela).


Esta pertenece a un pack de dos, del tamaño que la Moleskine clásica pero con las tapas mucho más blandas, sin cinta y, obviamente, mucho más finas (entre las dos dudo que sumen las páginas de la anterior). Las hay en muchos colores, pero en mi caso escogí el azul. Cabe destacar que no son las dos de la misma tonalidad, sino que una es más clarita que la otra. El contenido siento deciros que es secreto (10 € en Fnac).


Esta vez os presento dos Moleskines de las que sólo me hice expresamente con una. La roja es un complemento de la agenda que a continuación os presentaré, y la negra forma también parte de un pack dual de cuadernitos. En este caso, utilizaba uno durante las prácticas del verano pasado para apuntar los teléfonos, aunque por desgracia su tamaño hizo que se me extraviase. Y claro, no se podía extraviar la que todavía está vacía, no (si mal no recuerdo fueron 6 € en El Corte Inglés).


Esta es la agenda de 2011. Las hay también de 18 meses, pero como no soy mucho de agendas y esta estaba algo rebajada, opté por ella. Es pequeñita, por lo tanto bastante práctica sobre todo para llevarla encima en todo momento, y tiene la ventaja de que te trae una pequeña libretita, una libreta para apuntar teléfonos (aunque no sé si en la foto se puede apreciar que su fallo es que no vienen etiquetadas las páginas por orden alfabético y sólo hay 5 o 6 distintas marcas, con lo que hay que apretujar iniciales al máximo) y pegatinas para adornar sus páginas. Desde etiquetas de "concert" o "party" hasta regalos, llaves de fontanería para cuando te vayan a desatascar las tuberías, o parejas -chico/chica, chica/chica y chico/chico, lo cual es de agradecer- (rebajada me costó unos 13 €, en Cantigas).

04 julio 2011

El color de una sombra.

Mis gafas azules hace tiempo que han dejado de ser azules. Si es que alguna vez en realidad fueron de ese color.

26 junio 2011

Geografía centesimal.

Si mis ojos fuesen cristales se pasarían el día empañados y manipulados por episodios de egocentrismo, aquellos en que nos parece de lo más lógico escribir nuestros nombres sobre ellos aún a sabiendas de lo efímero de su presencia.
Mientras mis ojos sigan siendo ojos seguirán apuntando con la mirada a esas coordenadas tan distantes en mi geografía centesimal donde las cantidades se multiplican exponencialmente para dar énfasis al drama que se pega a mi nombre al despertar cada mañana.

28 marzo 2011

Buenos días.

El póster de James Dean de mi habitación me da los buenos días, qué tal se encuentra, ha descansado bien, quiere que le prepare un café.
El ordenador colocado en el escritorio me da los buenos días, qué tal se encuentra, ha descansado bien, le pongo un poco de música mientras se viste para que se le haga más amena la idea de abandonar las sábanas.
El cenicero también me da los buenos días, qué tal se encuentra, ha descansado bien, apague aquí las colillas del pitillo que acompaña a su café mañanero.
El cielo (normalmente nublado) de Compostela tampoco falla a la cita de saludarme tras despertar, qué tal se encuentra, ha descansado bien, no se pierda detalle de mi estado para saber qué escoger en el armario antes de salir a la calle y llevarse sorpresas desagradables.

Y harto de que mi póster, mi portátil, mi cenicero y el omnipresente cielo me den los buenos días, me pregunto cuándo me los darás tú, cuándo te dignarás a mirarme desde el otro lado de la cama y sonreírme al darte cuenta de que estoy ahí, incluso sin que tengas que decir las dos palabras.

20 febrero 2011

Un paseo por el parque.

(Puede que no sea el plan más original)

Los niños vuelan cometas
Mientras comen piruletas
Y sus madres hablan en corrillo sin cesar
Nosotros nos miramos
Tenemos en nuestras manos
Dos molinillos de viento que nos dedicamos a girar
Como si no hubiera mañana nos pusimos a jugar.


Molinillos De Viento.