05 diciembre 2009

Sí es lo mismo.

Mi compañera de piso Nathalie está estudiando segundo de Medicina. Se pasa las tardes estudiando, y a veces cuando hablamos sale el tema del volumen de nuestros apuntes. Yo le digo que nosotros es normal que tengamos entre 30 o 60 páginas de apuntes. Ella siempre me dice que es muy, muy poco. Yo le digo que mi carrera se basa también en muchos trabajos y que con los apuntes que hay normalmente no empiezo a estudiar hasta que empieza el período de exámenes, y de hecho es lo que hago siempre, aunque a veces pueda mirar los apuntes para que me vayan sonando cosas antes. ¡Ja! Siempre las olvido. Y entonces en un punto de la conversación surge el argumento que me lleva a escribir hoy.

Nathalie siempre se queda anonadada ante mis palabras, ¿quizás envidiosa de que no tenga que estudiar todos los días?, y yo le digo que es normal que Medicina requiera una mayor puesta en día, primero por el volumen de conocimientos que se imparten, que no tiene punto de comparación, y en segundo lugar por la responsabilidad que implica ser médico. Que el periodismo también tiene cierta responsabilidad social porque somos quienes dan a conocer lo que pasa en el mundo, pero que se queda a años luz.

Pues ayer me di cuenta de que mi razonamiento era erróneo al ver la entrevista que le hizo Jaime Cantizano al hermano de Diego Pastrana, el chico acusado de haber matado a la niña de su pareja. Los errores de un periodista no complican enfermedades, no provocan reacciones alérgicas (aunque algunos tengamos alergia a la COPE e Intereconomía) y sobre todo no matan. Pero los errores de un periodista pueden destrozarle la vida a una persona al igual que a las víctimas de la falta de profesionalidad de un médico. Y a veces no nos damos cuenta, o peor, no nos queremos dar cuenta, pero nuestra profesión es relevante e importante como la que más. Quien diga que el periodismo no es necesario, como nos gritaron a Noelia y a mí al grabar en el casco antiguo de Santiago de Compostela pero en otras palabras, se engaña a sí mismo.

Y lo dejo así, inconcluso, para que me ayudéis a terminarlo si os apetece o tenéis tiempo para ello.

PD: Si se da la casualidad de que has accedido aquí por la persona mencionada en el artículo, que aquí uno no se fía de Google desde que al antiguo blog de Julia entraban buscando a Cristina Rapado, puedes irte ya.

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