Se quitó la sonrisa porque le hacía daño en las comisuras de sus labios. La guardó en el primer cajón de la mesita de noche, dentro de una caja que cerró con dos vueltas de una pequeña llave dorada, y decidió mantenerla en aquel oscuro lugar hasta que curasen las heridas y renaciese de sus cenizas.
Las hojas pasaron de marrones a verdes pero la mueca insípida y vacía seguía inmutable pese a los intentos. La llave se había estancado y, por más que la girase, la cajita no parecía estar por la labor de liberar su contenido. Y es que la llave sabía que después de tanto tiempo no valía la pena abrirla para encontrar a su habitante sin vida.
Mostrando entradas con la etiqueta Esporádicos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Esporádicos. Mostrar todas las entradas
21 junio 2012
20 junio 2012
(2)
Confirmó su enamoramiento cuando le dijiste que estaba fumando demasiado. Y pese a haberlo pronunciado como un hecho y no como un reproche, él más como un impulso que como derivado de un complejo proceso pensativo, apagó el cigarrillo que sostenía entre sus dedos y se comprometió a rebajar drásticamente su consumo. Porque eras una de esas pocas personas por las que estaría dispuesto a sacrificar hasta el más arraigado de sus vicios para complacerte.
19 junio 2012
(1)
Se enamoró de ti porque de tus auriculares se adivinaban los sonidos de una canción de Frank Sinatra. Y quién en su sano juicio no se enamoraría de algo relacionado con la voz de Frank Sinatra.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)