12 marzo 2009

Los resignados.

El resignado dijo "vale", y "vale" se convirtió en la palabra de moda. El resignado siguió su camino de ansias de notoriedad y brilló con luz propia. El resignado se creció demasiado, alimentando su ego hasta límites catastróficos que deformaban la autenticidad de sus méritos.

La masa se quitó la venda, y quitarse la venda fue todo un fenómeno social. La masa comprendió que la cobardía se disfrazaba de extroversión, el vacío de muletillas, los complejos de altivez, y la estupidez... no, la estupidez seguía explícita. A veces las masas se equivocan y se comportan como estúpidos por acción del resignado. Pero otras veces al resignado se le intuye la resignación antes de causar estragos.

Los resignados están por todas partes. Están en aquel que se deja en evidencia durante una clase a la vez que intenta ser popular, están en aquel que trepa para convertirse en líder de masas, están en el dictador que extermina sin ton ni son, están en los alardes de superioridad de la burocracia y de la banca, están en aquel que desprecia y merece ser despreciado. Están en la naturaleza humana, bien escondidita o cruelmente expandida, y su único remedio posible se llama
matar.

1 comentario:

  1. Destesto ós resignados, supoño que non é nada raro. Pero o que máis detesto é recoñecer que caín preso ante a masa!!! espero que non volva ocurrir nin que conte no expediente jejej
    Saúdos!! irás ver a Russian Red??

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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.