12 agosto 2011

Retroalimentación empaquetada.

Sus maletas se amontonaban ante la puerta. Una grande para la ropa, cajas para discos y libros y libros y discos, maletín para el ordenador portátil. El resto, todavía en el coche.
No le gustaba hacer mudanzas, pero todavía no había encontrado su lugar. Aquel entre cuyas paredes se pudiese decir que, definitivamente, se sentía como en casa. Feels like home. Aquel que se mereciese deshacer la maleta y volverla a guardar en el armario. Y sólo volverla a utilizar para viajar. En avión, tren o barco. Pero nunca autobús, que le marean. Ya bastantes desgracias hay en la vida como para además tener que sentir el mundo dando vueltas sobre ti.
Cuidadosamente desempaqueta sus pertenencias, aún a sabiendas de la posible cercanía de la inversión del proceso. Vuelta a empezar, círculo vicioso, retroalimentación empaquetada.
Se acomoda sin prisas, no hay nada que le ate a esas paredes blancas y carentes de personalidad. Muebles baratos de Ikea, no necesita más. O quizás sí, pero tampoco se los podría permitir.
Observa la luz que parpadea en su teléfono móvil y atiende asuntos varios. Oh, la rutina. Contestar un e-mail, un par de llamadas y tres horas después sus paredes se verían invadidas por la presencia de un par de amigas. O su par de amigas sin más, que en estos tiempos que corren, siempre se cuentan con los dedos de una mano.

Aunque para ella su estancia seguirá vacía. Vacía como las paredes sin cuadros ni cuelgafáciles, ni toalleros ni apenas enchufes. Vacía como las cajas en las que no quedan ni libros ni discos, ni discos ni libros. Porque hasta que te encuentre, el sentimiento de soledad no se desvanecerá de sus paredes. Ni las de su nueva casa, ni las de su corazón. 'Cause it can't feel like home without you in it. Hasta que te encuentre retroalimentará su periplo existencial, un paso hacia adelante, dos hacia atrás para en el mundo dejado archivar cualquier rincón inexplorado, tres de nuevo hacia adelanto para ampliar el rastro de su búsqueda. Por los siglos de los siglos. O hasta que el cuerpo aguante.

O hasta que te encuentre.

2 comentarios:

Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.