21 mayo 2013
Lamentaciones.
Los ecos en la madrugada lo despertaron. Eran las repeticiones de un llanto procedente de ninguna parte. Se calzó las zapatillas e hizo sonar bruscamente la persiana. Volvió a su posición original y se tapó con la manta hasta por debajo de las axilas. Sus días ya eran lo bastante trágicos como para que un desconocido interrumpiese sus dulces sueños con lamentaciones.
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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.