27 junio 2010

Se me da mal esperar.

En la vida uno aprende muchas cosas. Que no hay que tratar a nadie como no quiere uno que lo traten y que esto nunca se cumple. Que santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita, al menos que hayas terminado una relación y le quieras devolver sus cosas. Que a quien madruga, nadie tiene por qué ayudarle. Y yo a todo ello le añado que la espera es siempre la peor parte del día.

Esperar a que te sirvan una comida. Esperar en la charcutería del supermercado. Esperar a que te llegue la nota de ese examen que no tienes claro si vas a aprobar o suspender. Esperar hasta la hora en que quedaste con alguien. Esperar los quince minutos de retraso con los que viene ese alguien. Esperar, esperar, espera, jodida espera y jodida impotencia la que produce.

Esperar tres meses para volver a ver sus ojos y besar sus labios. Esperar vete tú a saber cuánto para olvidarlo aún habiendo besado otros labios. Esperar a que su saludo deje de clavársete como una estaca en los pulmones llenos de humo y te deje por fin respirar. Esperar a que sus carencias se compensen con las virtudes de otro. Esperar a que ese otro se manifieste y sepas valorarlo.

Esperar hasta dejar de sentir un vacío en tu vida.

2 comentarios:

  1. sueña que sueña la estrella, siempre en estado de espera, vuelve a coger la botella y pasa las noches en vela....
    Uno no puede pasarse la vida esperando, la vida es mñas que media hora en el andén de una estación esperando a que llegue el tren al que deseas subir. La espera es dura, sobre todo, cuando esperas curarte, cuando esperas una solución. Pero ahí está el `problema, en esperar a que llegue una solución. Las soluciones no llegan mientras uno espera, las soluciones se fabrican, se buscan, se encuentran y si hace falta se atajan, pero no se esperan, porque la espera siempre es amarga y nunca deja un buen sabor de boca, no sabe a gloria y abre una ventana cuando se ha cerrado una puerta. La espera solo es la bajada lenta hacia el infierno que tu interior está cocinando para cuando decidas entrar y probarlo. Y a los demonios no hay que darles ese gusto.

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  2. Esperar a que sus carencias se compensen con las virtudes de otro. Esperar a que ese otro se manifieste y sepas valorarlo.

    Esperar hasta dejar de sentir un vacío en tu vida.


    No lo pudiste decir mejor...

    ODIO esperarrrrrrrrrrrrrrrr

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Mis gafas azules te vigilan, cuidado con lo que dices.